viernes, 29 de julio de 2016

Trombopenias genéticas

(Reseña publicada por la WEB de la SEPEAP el 4 de Octubre de 2010)

El descubrimiento de una trombopenia aislada sin anemia ni leucopenia y sin síndrome tumoral asociado evoca en la mayoria de los casos la presencia de una púrpura trombopénica idiopática o inmune. En ocasiones debe hacerse el diagnóstico diferencial con otros procesos como una hipoplasia medular idiopática o constitucional (anemia de Fanconi o disqueratosis congénita), mielodisplasia o una trombopenia de origen genético. Determinados elementos clínicos deberían sugerir en pediatría la posibilidad de una trombopenia constitucional:

  • Antecedentes familiares de trombopenia o enfermedades hemorrágicas, mielodisplasias. 
  • Asociación con malformaciones o anomalias morfológicas o funcionales (síndrome dismórficos, eccema, anomalías óseas, infecciones de repetición, trastornos auditivos, oftalmológicos o renales).
  • Un síndrome hemorrágico mas severo de lo que cabría esperar por el número de plaquetas.
  • Ausencia de respuesta al tratamiento con corticoides o inmunoglobulinas en un niño con sospecha de PTI.

Desde el punto de vista hematológico la detección de una trombopenia obliga la investigación de otros parámetros del hemograma: volumen plaquetario, leucocitosis, morfología de los polimorfonucleares y fórmula leucocitaria, niveles de hemoglobina, volumen corpuscular medio, ausencia de esquistocitos y células anormales. Toda trombopenia atípica o prolongada justifica un estudio que incluya el recuento plaquetario de los padres, investigación de anticuerpos antiplaquetarios, dosificación del factor de Von Willebrand y del cofactor de la ristocetina, en le supuesto de se tratase de una enfermedad de Von Willebrand tipo 2B. En función del contexto clínico y hematológico el estudio puede completarse con un estudio de función plaquetaria, estudio bioquímico de las glucoproteínas de membrana plaquetaria o de los constituyentes intracitoplasmáticos o granulares. Otros estudios que pueden realizarse incluyen un análisis de la vida media de plaquetas marcadas con indio e inyectadas en autotransfusión, dosificación de trombopoyetina, útil en casos de amegacariocitosis. 
Aunque no existe una clasificación unánimemente admitida de las trombopenias genéticas o constitucionales, se puede proponer una clasificación en función del tamaño de las plaquetas, una clasificación en función de la anomalía genética asociada o de los hallazgos extrahematológicos. 
Las trombopenias en el contexto de un cuadro sindrómico se podrían abordar como:
Trombopenias y síndrome dismórfico. Podrían incluirse en este apartado la trombopenia de Paris-Trousseau que se caracteriza por la presencia de una trombopenia moderada (30-80000), con plaquetas grandes con granulación gigante derivada de la fusión de los gránulos alfa intraplaquetarios, todo ello en el contextode una delección 11q23. En ocasiones esta trombopenia se acompaña de un síndrome de Jacobsen, que incluye retraso del crecimiento y mental moderado, dismorfia facial con hipertelorismo, raíz nasal ancha, estrabismo y trigonocefalia. Hay implantación baja de pabellones auriculares, retrognatia, anomalias dentales y palatinas, manos cortas, clinodactilia y sindactilia.
El síndrome de DiGeorge o síndrome cardiovelofacial es la otra entidad que puede agruparse en este grupo de trombopenias. Puede observarse en 1/4000 recién nacidos. En su forma clásica se caracteriza por presentar hendidura palatina, microstomia, micrognatia e implantación baja de pabellones auriculares, malformaciones cardiacas y de grandes vasos, aplasia o hipoplasia tímica y de paratiroides. La trombopenia es asintomática, macrocitaria, se debe a un defecto de la glucoproteina Ibβ. 
Otro cuadro clínico descrito incluye seudoobstrucción crónica idiopática con trombopenia moderada. 
Trombopenia y malformaciones óseas. Se incluyen en este apartado la trombopenia con aplasia de radio o síndrome TAR, que se hereda como un trastorno autosómico recesivo y se caracteriza por la presencia de trombopenia con hipomegacariocitosis y aplasia bilateral de radio. La trombopenia esta presente ya desde el nacimiento.
El síndrome oculo-oto-radial o síndrome de IVIC, es de transmisión dominante y su expresión fenotípica es variable, desde hipoplasia del antebrazo, hipoplasia de los pulgares, sordera, afectación de la musculatura ocular extrínseca. 
La amegacariocitosis con sinóstosis radio-cubital, se manifiesta como una limitación de la pronosupinación por sinóstosis radiocubital superior, asociada de forma incosntante con una clinodactilia.
Trombopenia con afectación sensorial y renal. Su forma de transmisión es autosómica dominante, este grupo de trombopenias han sido recientemente agrupadas en la misma entidad clínica en función de una mutación localizada en el mismo gen; se produce una alteración en la cadena larga de la miosina.
Trombopenia microcítica, eccema e inmunodeficiencia. El síndrome de Wiskott-Aldrich, se manifiesta como un síndrome hemorrágico en las primeras semanas de vida. La inmunodeficiencia afecta a los linfocitos T y B y se manifiesta en los primeros años de vida con infecciones bacterianas graves.
Pueden consultarse otros aspectos en referencia a las trombopenias no sindrómicas en G. Leverger, A. Petit, S. Fasola, J. Landman-Parker, and R. Favier. Les thrombopenies genetiques. Archives de Pediatrie 17 (8):1185-1191, 2010.

Prof. Dr. José Uberos Fernández

Otras infecciones relacionadas con trombopenia inmune: Hepatitis C, VIH y Helicobacter

(Reseña publicada en la WEB de la SEPEAP el 23 de Noviembre de 2009)

Las trombopenias inmunes pueden ser primarias (también conocidas como púrpura trombopénica idiopática) o secundarias a otro trastorno. El trastorno que con mas frecuencia se relaciona con la púrpura trombopénica inmune son las infecciones, la mayoría de tipo viral; sarampión, rubéola, citomegalovirus, virus de Epstein- Barr se observan con relativa frecuencia 1-4 semanas antes del inicio del cuadro de trombopenia. En estos casos, habitualmente la reombopenia remite en 2-4 semanas de forma espontánea, aunque en casos aislados puede ser persistente. En adultos las infecciones mas frecuentemente asociadas con trombopenia son la hepatitis C, VIH y Helicobacter pylori. En R. Stasi. Therapeutic strategies for hepatitis- and other infection-related immune thrombocytopenias.Semin.Hematol. 46 (1 Suppl 2):S15-S25, 2009; se revisan las trombopenias inmunes secundarias a infección por hepatitis C, VIH y Helicobacter pylori.

Hepatitis C. El virus de la hepatitis C es un virus envuelto RNA hepatotropo y linfotropo, con tendencia a la cronicidad hasta en el 85% de los pacientes. La infección crónica por el virus de la hepatitis C se relaciona con otras manifestaciones extrahepáticas como la trombopenia que puede presentarse en ausencia de hepatopatía clínica evidenciable o esplenemegalia; catalogándose en muchos casos como trombopenia idiopática. La prevalencia de anticuerpos frente al virus de hepatitis C es de 1.6%, con un pico de prevalencia de 4.3% en personas entre los 40 a 50 años de edad. La trombopenia en ocasiones precede al inicio de la infección, menos frecuentemente sigue al tratamiento con interferón, en especial en aquellos pacientes que ya han desarrollado cirrosis. Los pacientes con serologías positivas a hepatitis C desarrollan anticuerpos anticardiolipina y crioglobulinas con mas frecuencia que los individuos seronegativos. La mayoría de las formas de trombopenia secundarias a hepatitis C responden al tratamiento con prednisona; así como al tratamiento con inmunoglobulinas IV e Ig anti D. La respuesta al tratamiento con interferón alfa se puede monitorizar por la disminución de copias del virus de hepatitis C en plasma, disminución de la cifra de transaminasas y crioglobulinas circulantes, así como aumento del número de plaquetas en la mayoría de los casos.
VIH. Es un lentivirus, miembro de la familia de los retrovirus que infecta las células CD4 positivas (linfocitos, macrófagos, monocitos, microglia y megacariocitos). Existen dos tipos de VIH conocidos: VIH-1 y HIV-2. El VIH-2 se encuentra en su mayoría confinado a África occidental. En ambos casos se desarrolla un síndrome de inmundeficiencia adquirido que se relacionó con la trombopenia incluso antes de que se identificase el agente etiológico. La trombopenia aislada puede en la actualidad ser la manifestación inicial de la infección por VIH. La trombopenia asociada a infección por VIH se observa en el 5-30% de los pacientes infectados. Aunque la trombopenia puede aparecer en cualquier momento de la infección, es mas frecuente en los estadios avanzados de la enfermedad, donde suele coexistir con el desarrollo de anemia y leucopenia. La coinfección con el virus de la hepatitis C puede en algunos casos explicar el desarrollo de trombopenia. El grado de citopenia observado en las tres series de los pacientes infectados con VIH se relaciona con el grado de replicación viral, por lo que en los pacientes que no han iniciado el tratamiento antiretroviral HAART deben comenzarlo. La trombopenia secundaria a VIH responde a otras terapias usadas en la trombopenia inmune; el tratamiento con prednisona consigue habitualmente mejorias en el recuento de plaquetas, aunque su uso en pacientes inmunodeprimidos puede estar desaconsejado. Las inmunoglobulinas intravenosas y la Ig antiD pueden ser igualmente efectivas, aunque la respuesta es mas duradera en el caso de la inmunoglobulina antiD.
Helicobacter pylori. Es una bacteria gram negativa que coloniza el estómago humano. La prevalencia de H. pylori esta estrechamente relacionada con las condiciones socioeconómicas. Los factores de virulencia de la bacteria (CagA y VacA) juegan un importante papel en la colonización e infección. H. pylori se ha relacionado como causa de la úlcera gastroduodenal y el desarrollo de adenocarcinoma gástrico; su papel en la patogenia de la trombopenia esta menos claro. Diversos estudios han obtenido prevalencias de infección por H. pylori significativamente mas altas en los pacientes con púrpura trombopénica. En los pacientes con trombopenia positivos a H. pylori el tratamiento erradicados con amoxicilina, claritromicina y omeprazol consigue una elevación del recuento de plaquetas.

Prof. Dr. José Uberos Fernández

Transfusión de sangre y hemoderivados en pediatría. Guía de práctica clínica

(Reseña publicada en la WEB de la SEPEAP el 1 de Julio de 2005)

Aunque como ya hemos visto en artículos anteriores el uso de transfusiones sanguíneas puede conllevar algunos riesgos, que duda cabe que la incorporación de técnicas como la irradiación gamma, la leucoredución o la determinación sistemática de serologías virales en el material a transfundir, han hecho la transfusión sanguínea mucho mas segura. Por ello la indicación de transfusión sanguínea debe ser cuando los beneficios superen los riesgos. Los Dres. S. D. Rossef, N. L. C. Luban, C. S. Manno. Guidelines for assessing appropriatesness of pediatric transfusion. Transfusion 42:1398-1413, 2002, han publicado las indicaciones de transfusión sanguínea que seguidamente resumimos. Tambien se recomienda la consulta de la Guía de práctica clínica publicada en su día en Br J Haematol.: Transfusion Task Force. British Committee for Standards in Haematology. Transfusion guidelines for neonates and older children. Brit.J.Haematol. 124 (4):433-453, 2004.
 
Transfusión de hematíes
Para el cálculo del volumen a transfundir (VR) de concentrado de hematíes (Hto alrrededor del 70 %) debe tenerse en cuenta la volemia (neonato: 80 ml/Kg; lactante y niño: 60 ml/Kg).


El ritmo de reposición se hará a razón de 10 ml/Kg/hora, si no existe insuficiencia cardiaca. Si existe insuficiencia cardiaca la velocidad de infusión máxima será de 2 ml/Kg/hora.
1. Indicaciones de transfusión de sangre entera o sangre reconstituida.
  • Exanguinotransfusión.
  • ECMO.
  • Transfusión después de bypass cardiopulmonar.
  • Transfusión masiva.
Las transfusiones masivas definidas como aquellas superiores a 1.5 veces la volemia, se suelen asociar con defectos de la hemostasia que se traducen en:
  • Disminución del recuento de plaquetas.
  • Aumento del tiempo de sangría.
  • Aumento del tiempo de protrombina.
  • Aumento del tiempo parcial de tromboplastina activada.
  • Disminución del fibrinógeno.
2. Indicaciones de transfusión de hematíes en menores de 4 meses. Las razones para considerar este grupo de edad de forma separada se deben por un lado a la menor producción de eritropoyetina y a la depresión transitoria del sistema inmune.
  • Hematocrito menor del 20% con bajo recuento de reticulocitos y síntomas de anemia (taquicardia, taquipnea, rechazo del alimento).
  • Hematocrito menor del 30% si precisa:
    • Cámara de Hood con FiO2 < 35%.
    • O2 en gafas nasales.
    • Ventilación con presión positiva continua en vía aérea o presión positiva intermitente con presión media en vía aérea < 6 cm H2O.
  • Hematocrito menor del 35% si precisa:
    • Cámara de Hood con FiO2  > 35%.
    • Ventilación mecánica con presión media en vía aérea > 6-8 cm H2O.
  • Hematocrito menor del 45% en un lactante con:
    • ECMO.
    • Cardiopatía congénita cianótica.
3. Indicaciones de transfusión de hematíes en mayores de 4 meses.
  • Anemia preoperatoria importante en procesos quirúrgicos de urgencia.
  • Pérdida sanguínea de mas un 15% de la volemia durante la intervención.
  • Hematocrito menor del 24%:
    • Después de cirugía; con signos y síntomas de anemia.
    • Tratamiento con radioterapia o quimioterapia.
    • Anemia crónica sintomática, congénita o adquirida.
  • Pérdida sanguínea aguda con hipovolemia.
  • Hematocrito menor del 40% con:
    • Enfermedad pulmonar severa.
    • ECMO.
  • Anemia hemolítica falciforme con:
    • Enfermedad cerebrovascular
    • Enfermedad pulmonar aguda.
    • Secuestro esplénico.
    • Priaprismo recurrente.
  • Hb=10g/dl durante el preoperatorio si se precisa anestesia general.
Transfusión de plaquetas
Las guías para transfusión de concentrado de plaquetas en niños son una adaptación de las guías confeccionadas para adultos. La transfusión de plaquetas no esta indicada de forma rutinaria en la trombopenia inmune o púrpura trombopénica idiopática, además esta contraindicada en pacientes con púrpura trombopénica trombótica, ya que se asocia con mayor riesgo trombótico. Para el cálculo de la dosis a administrar debe saberse que 5-10 ml/Kg de concentrado incrementan el recuento de plaquetas en 50-100.000/mcl. En niños de mas de 10 Kg, la infusión de 1 U por cada 10 Kg puede producir los mismos resultados. Las indicaciones pueden quedar resumidas como sigue:
  • Trombopenia hiporegenerativa con recuento inferior a 50.000/mcl.
  • Trombopenia hiporegenerativa en un neonato con recuento inferior a 30.000/ml.
  • Recién nacido prematuro estable con recuento inferior a 50.000/mcl, de cara a evitar hemorragia intraventricular:
    • Sangrado activo.
    • Procedimiento invasivo en paciente con trombopenia hiporegenerativa.
  • Recién nacido prematuro enfermo con recuento de < 100.000/mcl, si:
    • Sangrado activo.
    • Procedimientos invasivos.
La transfusión de plaquetas puede estar indicada en ausencia de trombopenia en las siguientes situaciones:
  • Trombocitopatías asociadas a sangrado activo.
  • Sangrado excesivo y no explicado después de bypass cardiopulmonar.
  • Después de ECMO:
    • Recuento de plaquetas <  100.000/mcl.
    • Recuento > 100.000/mcl y sangrado.
 Transfusión de concentrado de granulocitos.
La dosis recomendada en pediatría es de 10-15 ml/Kg, lo que incrementa su recuento en 1000-2000/mcl. Sus indicaciones junto con el factor estimulante de colonias puede quedar resumida en los siguientes puntos:
  • Neonatos o niños con neutropenia o disfunción granulocítica con sepsis y ausencia de respuesta a tratamiento estándar.
  • Neonatos o niños con enfermedad por hongos que no responde al tratamiento estándar.
Transfusión de plasma fresco congelado.
El plasma fresco congelado no debe utilizarse como expansor de volemia. Sus indicaciones pueden quedar resumidas en:
  • Soporte durante una CID.
  • Tratamiento de reemplazo cuando los factores de coagulación concentrados no están disponibles.
El grupo del donante y receptor pueden consultarse en la siguiente Tabla:

Transfusión de crioprecipitado.
El crioprecipitado contiene la misma concentración de factor VIII, XIII, fibrinógeno factor Wv y fibronectina que el plasma fresco congelado, pero en menor volumen, con lo que se reduce el riesgo de sobrecarga de volumen. Una unidad de crioprecipitado (10-15 ml) es la dosis estándar habitualmente utilizada para corregir la mayoría de los problemas de hemostasia que requieren su uso.
Sus indicaciones son:
  • Hipofibrinogenemia o disfibrinogenemia con sangrado activo
  • Hipofibrinogenemia o disfibrinogenemia, previo a un procedimiento invasivo.
  • Deficiencia de factor XIII con sangrado activo o previo a un procedimiento invasivo en ausencia de concentrado de factor XIII.
  • Enfermedad de Von Willebrand con sangrado activo.
Perfusión de albúmina. Las indicaciones de perfusión de albúmina al 5 o al 20% pueden también consultarse en el trabajo de S. A. Gould, L. R. Sehgal, H. L. Sehgal, G. S. Moss. Hypovolemic shock. Crit.Care Clin. 9 (2):239-259, 1993, donde se describe el tratamiento del shock hipovolémico, resumidamente estas indicaciones son:
  • Hipotensión aguda en alguna de las siguientes situaciones:
    • Insuficiencia hepática aguda o crónica.
    • Después de paracentesis por ascitis.
    • Recién nacido con sepsis y/o enfermedad de membrana hialina.
  • Para mantener el volumen sanguíneo en pacientes con:
    • Flebotomía por policitemia.
    • Plasmaféresis.
  • Para inducir diuresis en combinación con un diurético en pacientes con pérdida de líquidos.
    • Pacientes con enteropatía o nefropatía.
    • Insuficiencia hepática o crónica.
  • Para elevar proteínas cuando las proteínas totales son menores de 5.2 g/dl o la albúmina inferior a 1.8 g/dl. en casos de:
    • Quemaduras, después de las primeras 24 h.
    • Shock no hemorrágico
    • Distrés respiratorio agudo en pacientes seleccionados.
    • Edema periférico.
  • Compromiso cardiovascular secundario a hipovolemia, asociado a:
    • Cirugía con circulación extracorpórea.
    • Shock o preshock.
    • Taquicardia significativa.
Perfusión de inmunoglobulinas intravenosas.
Sus indicaciones quedan recogidas en esta guía en los siguientes puntos:
  • Estados de inmunodeficiencia humoral.
  • Enfermedades hematológicas:
    • Púrpura trombopénica idiopática.
    • Síndrome de Evans.
    • Anemia hemolítica autoinmune (resistente a esteroides).
  • Profilaxis de infecciones oportunistas en pacientes con transplante de médula ósea.
  • Sepsis neonatal.
  • Trombopenia neonatal aloinmune.
  • Trombopenia secundaria a enfermedad materna.
  • Miscelánea: Síndrome de Kawasaki, Síndrome de Guillain Barré.
El uso de inmunoglobulina hiperinmunes procedentes de pacientes sensibilizados a diversos procesos infecciosos están indicados en:
  • Varicela neonatal en recién nacidos de madres no inmunizadas frente al virus varicela zoster y que desarrollan la infección en los primeros días de vida.
  • Ig anti-Rh. en gestantes Rh negativas y que tienen un hijo Rh+ o un aborto de grupo sanguíneo desconocido.
  • Púrpura trombopénica inmune en pacientes Rh+.
Prof. Dr. José Uberos Fernández

Transfusión sanguínea vs Reacción injerto contra huésped. Una revisión

(Reseña publicada en la WEB de la SEPEAP 29 de Junio de 2005)

La reacción de injerto contra huésped (GVHD) es una complicación infrecuente y tardía que puede seguir al tratamiento con una transfusión sanguínea. Puede desarrollar a los 10 días de recibida la transfusión en adultos o tras 1 mes de la misma en neonatos. Sus manifestaciones clínicas incluyen fiebre seguida por rash, diarrea, hepatitis y pancitopenia, la muerte puede ocurrir hasta 2 meses después de trasfundido el paciente. El diagnóstico puede ser sugerido por los hallazgos clínicos e histológicos de la piel (vacuolización de las células basales e infiltrado mononuclear) y la biopsia visceral; y confirmado por el HLA de los linfocitos o el quimerismo del DNA.
Tras realizarse la transfusión sanguínea los linfocitos del donante se han observado en la sangre periférica del receptor inmunocompetente hasta 5 días después. En situaciones normales, estas células son reconocidas como extrañas por el sistema inmunológico del huésped y eliminadas. Si esta situación no se produce los linfocitos transfundidos muestran proliferación en sus líneas celulares T (CD4 y CD8). Se activan los antígenos de histocompatibilidad de clase II y se liberan citokinas. La producción de IgG  por linfocitos B del donante ha sido también descrita. En los sujetos inmunocomprometidos todo este proceso se ve acelerado y potenciado. Se ha sugerido por algunos investigadores que el grado de diversidad de HLA en algunas poblaciones se relaciona con mayor riesgo de desarrollar GVHD, lo que explicaría la alta incidencia de este problema entre la población japonesa.
Se ha estimado que el número mínimo de leucocitos requeridos para desarrollar una GVHD es de 107/Kg. En las transfusiones de sangre completa 1x109 linfocitos/Unidad, en las transfusiones de concentrado de hematíes 1x109linfocitos/Unidad, en las transfusiones de granulocitos 5x109 linfocitos/Unidad, en las transfusiones de plaquetas 4x107 linfocitos/Unidad.
La siguiente figura extraida del artículo de C. Parshuram, J. Doyle, W. Lau, and S. D. Shemie. Transfusion-associated graft versus host disease. Crit Care Med. 3:57-62, 2002, de recomendable lectura revisa la fisiopatología de la GVHD secundaria a transfusión sanguínea.
Clásicamente se consideran una serie de factores de riesgo de desarrollar GVHD tras recibir una transfusión sanguínea. Estos factores son:
  • Edad. Las transfusiones realizados in útero al feto se relacionan con alta frecuencia de GVHD; para evitar este hecho la sangre a trasfundir es irradiada de forma rutinaria. En recién nacidos prematuros y recién nacidos a término este tipo de problemas también se describe con mayor frecuencia.
  • Inmunodeficiencias congénitas. Aquellas que comportan inmunodeficiencia celular, tres síndromes se asocian con este problema con especial frecuencia: síndrome de DiGeorge, síndrome de Wiscott-Aldrich y síndrome de ataxia-telangiectasia. Cualquier transfusión realizada a estos pacientes debe ser sistemáticamente irradiada.
  • Cardiopatía congénita y delección 22q11. Todos los síndromes que comportan delección 22q11 han sido colectivamente englobados en la secuencia CATCH-22, acrónimo que engloba anomalías cardiacas, faciales, aplasia tímica, paladar hendido e hipocalcemia, junto con delección 22q11. Los máximos representantes de esta secuencia son el síndrome velocardiofacial y el síndrome de DiGeorge. En el caso del síndrome de DiGeorge las anomalías asociadas con mas frecuencia incluyen atresia aórtica y truncus arterioso; otras alteraciones descritas son comunicación interauricular (CIA), doble salida del ventrículo derecho, estenosis pulmonar y coartación de aorta.
  • Bypass cardiopulmonar y oxigenación con membrana extracorpórea (ECMO). Estos procedimiento reducen la funcionalidad linfocitaria durante un periodo aproximado de 24h, así que tras someterse a estos procedimientos cualquier sujeto inmunocompetente se comporta como un sujeto inmunodeprimido.
  • Inmunodeficiencia adquirida. Sujetos que como consecuencia de tratamiento antitumoral reciben quimioterapia o radioterapia.
En niños críticamente enfermos, además de la inmunodeficiencia celular y situaciones relacionadas con ella, las situaciones de deficiencia nutricional es otro factor de riesgo asociado a GVHD.
Este proceso tiene una alta mortalidad a pesar de tratamiento agresivos con corticoides, azathioprina, ciclosporina y metotrexato. Por ello, el manejo ideal estriba en su prevención. Varias medidas se recomiendan para ello:
  • Reducir la exposición: Lo que equivale a disminuir la necesidad de transfusiones, dos medidas se pueden apuntar en este sentido: tratamiento con eritropoyetina recombinante y transfusión de sangre autóloga en intervenciones programadas de cirugía cardiaca.
  • Leucoreducción. Varios métodos se han utilizado como la filtración o el lavado. La leucoreducción disminuye las reacciones febriles postransfusión, la aloinmunización y la infección por citomegalovirus. Teóricamente y en función del porcentaje de reducción de linfocitos que producen, ninguna de las técnicas de leucoreducción evita la posibilidad de desarrollar una GVHD, por tanto esta técnica debe ser complementada con alguna de las técnicas que seguidamente veremos.
  • Psoralenos mas ultravioleta A. El tratamiento fotoquímico de la sangre origina una disminución mas importante de los linfocitos que la leucoreducción y en teoría previene la GVHD.
  • Irradiación gamma. La irradiación con 2500 cGy es el método de elección para evitar la GVHD. Sobre este método debe saberse que la irradiación origina un flujo de potasio desde el interior del hematíe al exterior, que aumenta con el transcurso del tiempo. Tras tres días de irradiación la sangre a transfundir tiene una concentración de potasio en suero tres veces mayor que la sangre no irradiada.
Prof. Dr. José Uberos Fernández

Purpura trombopénica y vacunación con triple vírica

(Reseña publicada en la WEB de la SEPEAP el 9 de Junio de 2010)

Aunque sin lugar a dudas los riesgos superan los beneficios, desde 1993 varias revisiones sistemáticas encuentran que los niños vacunados con triple vírica tienen un riesgo algo mayor que la población general de desarrollar trombopenia (PTI) clínicamente significativa. Elpis Mantadakis, Evangelia Farmaki, and George R. Buchanan. Thrombocytopenic Purpura after Measles-Mumps-Rubella Vaccination: A Systematic Review of the Literature and Guidance for Management. The Journal of Pediatrics 156 (4):623-628, 2010; desarrollan esta revisión sistemática para evaluar el riesgo de desarrollar trombopenia después de vacunación con triple vírica y comparado con el riesgo de desarrollar trombopenia tras infección por el virus salvaje de rubeola; asi como estimar el riesgo de desarrollar trombopenia tras primovacunación con triple vírica y tras recibir la dosis booster de los 3 años. Los autores definen la trombopenia asociada a vacunación con triple vírica como la ocurrencia de una trombopenia con recuento inferior a 150.000 plaquetas en niños que han recibido una dosis de vacuna triple vírica en las 6 semanas previas al inicio de la trombopenia. Se calcula la incidencia de PTI asociada vacunación triple vírica como número de casos por cada 100000 dosis de vacuna administradas, y se estiman en 2.6 casos por 100.000 dosis de vacuna (IC 95%: 0.08-4). Siendo el riesgo de trombopenia después de la infección natural por rubeola mucho mayor (4 a 1200 casos / 100.000 casos). El riesgo de recurrencia de PTI tras recibir la dosis booster de vacuna es extremadamente bajo y no justifica la no vacunación, debido al mayor riesgo de trombopenia que presentan los niños que desarrollan rubeola. 

Prof. Dr. José Uberos Fernández

Púrpura trombopénica idiopática. Consideraciones sobre su diagnóstico y tratamiento.

(Reseña publicada en la WEB de la SEPEAP el 11 de Noviembre de 2005)

Seguidamente se valoran algunos aspectos sobre la púrpura trombopénica idiopática (PTI) considerados en el artículo de J. A. Panepinto and D. C. Brousseau. Acute Idiopathic Thrombocytopenic Purpura of Childhood-Diagnosis and Therapy. Pediatr.Emerg.Care 21 (10):691-695, 2005. La PTI es una enfermedad de baja incidencia, 2.5 casos/100.000 niños, habitualmente de causa inmune que resulta de un descenso en el número de plaquetas (<150.000/mm3) en sangre periférica debido a una destrucción de las mismas por autoanticuerpos. Aunque desde un punto de vista académico debería reservarse el término de idiopática para aquellos casos en que no es posible demostrar un origen inmunológico, y utilizarse la denominación de autoinmune para aquellos cuadros donde la etiología autoinmune es demostrable, lo que ocurre en un 50-80% de los casos. La púrpura trombopénica aguda ocurre por lo general en niños de 1 a 10 años, con un pico de mayor prevalencia a los 5 años, siendo la duración media de los procesos de 6 meses. Cuando la duración de la trombopenia excede los 6 meses, lo que acontece en el 25% de las púrpuras trombopénicas evaluadas, utilizamos la denominación de púrpura trombopénica crónica, que se observa habitualmente en niños por encima de los 9 años.
Las manifestaciones clínicas incluyen sangrado de piel con petequias y equimosis o de mucosas con epistaxis o sangrado menstrual abundante. No es habitual observar adenopatias o organomegalias. Algunos clínicos han desarrollado una escala de valoración de la severidad del sangrado:
  • Asintomático: El recuento bajo de plaquetas es descubierto por una analítica de sangre practicada por otra razón sin que exista clínica de sangrado.
  • Leve: La trombopenia es descubierta como consecuencia de la presencia de petequias en piel y epistaxis de corta duración.
  • Moderado: Supone la presencia de petequias en número muy aumentado y epistaxis de cierta consideración
  • Severo: Supone la presencia de sangrado que pone en peligro la vida del paciente.
Hay que tener en cuenta que el diagnóstico de púrpura trombopénica es un diagnóstico de exclusión, además de descartar posibles etiología infecciosas de la trombopenia, requiere demostrar el origen periférico de la trombopenia para ello es imprescindible realizar un examen de médula ósea y comprobar la presencia de megacariocitos en número adecuado; además la trombopenia de causa inmune puede estar asociada a enfermedades como el lupus eritematoso sistémico, se hace pues necesario investigar la presencia de anticuerpos antinucleares y un test de Coombs.
El tratamiento de la PTI aguda se basa en cuatro escalones terapeuticos dependiendo de la cifra de recuento de plaquetas y la clínica de sangrado del paciente. La Tabla 1 resume las diferentes opciones terapéuticas y el tiempo de respuesta de la cifra de plaquetas.
  • Corticoides. La dosis habitualemnte recomendada es de 1-2 mg/Kg/día durante 1-3 semanas, el incremento de la cifra de plaquetas generalmente se observa en 3-10 días. Cuando utilizamos corticoides a altas dosis (4 mg/Kg/día) la respuesta megacariocítica aparece en 2-4 días.
  • Inmunoglobulinas IV: La dosis habitualmente recomendada oscila entre 0.8-1 g/Kg/día, durante 1-2 días. La respuesta megacariocítica aparece en 24 horas.
  • Inmunoglobulina anti-D. Indicada en pacientes Rh positivos no esplenectomizados. Se utiliza a una dosis de 50-75 mcg/Kg durante 1-2 días, obteniéndose un rápido incremento del recuento de plaquetas.
Protocolo de tratamiento de la púrpura trombopénica idiopática.
PTI AGUDA
El objetivo del tratamiento va a consistir en mantener una cifra de plaquetas en un nivel de seguridad que permita prevenir las complicaciones hemorrágicas. Se expone el protocolo terapéutico presentado por F. Valverde en el XIX Congreso Nacional de la A.E.P.
  • Pauta 1. Pacientes con < 20.000 plaquetas y sangrado activo en mucosas:
  • Se administra Ig (IV) 0.8 g/Kg en perfusión contínua de 6-8 horas y valoración a las 24 horas.
    • Si desaparece la clínica y las plaquetas > 20.000 se pasa a la pauta 3.
    • Si persiste el sangrado se pasa a la pauta 2.
    • Si desaparece la clínica pero las plaquetas son inferiores a 20.000 se valora de nuevo a las 72 horas y si las plaquetas remontan a más de 20.000 se pasa a la pauta 3. Si persisten < 20.000 plaquetas se procede conforme a la pauta 2.
  • Pauta 2. Pacientes con < 20.000 plaquetas, pero sin sangrado activo. Se utilizan corticoides cada 8 horas, durante 4 semanas.1ª semana: 4 mg/Kg (dosis máxima 180 mg); si las plaquetas son > 40.000 iniciar a 2 mg/Kg. 2ª semana: 2 mg/Kg; 3ª semana: 1 mg/Kg; 4ª semana: dexcenso progresivo hasta supresión. Valoración a las 72 horas de iniciar tratamiento:
    • Si persisten plaquetas de < 20.000 o clínica de sangrado activo se procede como en la pauta 1.
    • Si > 20.000 plaquetas se prosigue tratamiento y se hace un nuevo control a los 7 días.
    • Si más de 100.000 plaquetas se procede como en la pauta 4.
    • Si plaquetas entre 50.000-100.000 se procede como en la pauta 3.
  • Pauta 3. Pacientes con plaquetas entre 20.000-50.000. Se propone una actitud expectante durante 2 semanas con controles periódicos cada 24-72 horas.
    • Si en la segunda semana los controles muestran tendencia a mantener igual número de plaquetas o a descender se pasa a la pauta 2.
    • Si la tendencia es al ascenso se efectúan controles periódicos cada 14 días.
  • Pauta 4. Pacientes con > 50.000 plaquetas. Se indican controles cada 2 semanas durante 3 meses.
    • Si se mantienen estables las plaquetas se realiza un control mensual hasta el 6º mes.
    • Si descienden a más de 50.000 plaquetas se pasa a la pauta correspondiente según valor de plaquetas.
acientes corticorresistentes. Se consideran así aquellos pacientes que no logran una remisión parcial o completa tras 2 semanas de tratamiento esteroideo. Es indicación de paso a la pauta de tratamiento 1.
Pacientes corticodependientes. Se consideran así aquellos pacientes que presentan una recidiva de la enfermedad en dos ciclos consecutivos de esteroides. Es indicativo de paso a la pauta de tratamiento 1.

PTI CRÓNICA
Se considera tras más de 6 meses de evolución de una PTI aguda. Se proponen 4 pautas de tratamiento.
  • Pauta 1. Pacientes con < 20.000 plaquetas. Se propone una pauta de 6 meses de tratamiento con Ig (IV) 1 dosis cada 2-4 semanas para mantener valores mínimos de 20.000 plaquetas.
    • Si a pesar de ello el paciente tiene clínica de sangrado se administran choques de corticoides (Metilprednisolona 30 mg/Kg/día, 3 días. Infusión en 2 horas con control de T.A. y glucosuria).
    • Ante la ausencia de respuesta a las opciones anteriores se propone la administración de IgG anti-D (15-25 mcg/Kg/día IV, durante 5 días; en perfusión durante 3 horas en 100 ml de S. fisiológico) a los pacientes Rh + y en los Rh - azatioprina (1-4 mg/Kg/día, vo, mínimo 2-3 meses), danazol (50 mg/m2/día, vo, mínimo 3 meses) o interferón alfa 2b (3.000.000 UI/m2, 3 días por semana durante 4 semanas).
    • Si hubo respuesta a las opciones iniciales se mantienen éstas durante 6 meses para completar un año de evolución de PTI. Si entonces hay recuentos de plaquetas de > 20.000 plaquetas sin tratamiento se pasa a la pauta correspondiente según el número de plaquetas. Si las plaquetas persisten por debajo de 20.000 se indica esplenectomia en los mayores de 5 años.
  • Pauta 2. Pacientes entre 20.000-50.000 plaquetas. En los pacientes que no hayan recibido tratamiento previo iniciar un ensayo con corticoides.
    • Si hay respuesta se pasa a la pauta correspondiente según la cifra de plaquetas.
    • Si no hay respuesta se hace un ensayo con una dosis de Ig (IV). Si se obtiene respuesta y ésta es transitoria se administran ciclos periódicos de Ig (IV) para mantener un recuento de plaquetas por encima de 50.000 hasta los 18 meses de evolución de la trombopenia.
    • Si no hay respuesta a la Ig (IV) se indica ensayo con IgG anti-D, azatioprina, danazol o interferón, evaluando al paciente a los 18 meses de evolución de la trombopenia.
    • En los pacientes que hubieran recibido previamente algún tratamiento se indica el no administrado (corticoide o Ig):
      • Si responde pasa al grupo correspondiente.
      • Si se obtiene respuesta y ésta es transitoria se administran ciclos periódicos de Ig (IV) para mantener un recuento de plaquetas por encima de 50.000 hasta los 18 meses de evolución de la trombopenia.
      • Si no hay se indica ensayo con azatioprina, danazol o interferón, evaluando al paciente a los 18 meses de evolución de la trombopenia.
      • Si las plaquetas persisten por debajo de 50.000 se indica esplenectomia en los mayores de 5 años.
  • Pauta 3. Pacientes entre 50.000-100.000 plaquetas. Se propone lo siguiente: En los pacientes que no hayan recibido tratamiento previo, iniciar ensayo con corticoides.
    • Si fracasa intentar una dosis de Ig (IV).
    • Si persiste trombopenia se puede pasar a observación exclusiva o opcional tratamiento con danazol, azatioprina o interferón.
    • En los pacientes que ya han recibido tratamiento se propone ensayar el no administrado (corticoide o Ig). Si persiste trombopenia en este grupo se pasa a observación exclusiva u opcionalmente azatioprina IgG anti-D, danazol o interferón.
  • Pauta 4. Pacientes con > 100.000 plaquetas. Se propone observación y controles trimestrales.

Prof. Dr. José Uberos Fernández

Trastornos plaquetarios en adolescentes

(Reseña publicada en la WEB de la SEPEAP el 7 de Noviembre de 2010)

De todos los trastornos hereditarios que cursan con sangrado mucocutáneo en adolescentes, la disfunción plaquetaria es el mas frecuentemente encontrado. Los trastornos hereditarios de la función plaquetaria pueden clasificar en en base a la estructura y función de las plaquetas. Los trastornos de la adhesión plaquetaria incluyen:
- Síndrome de Bernard-Soulier que puede asociarse con trombopenia.
- Tromboastenia de Glanzmann que es una deficiencia o defecto de la glicoproteína IIB-IIIa que se relaciona con el fibrinógeno.
- Trastornos de los gránulos plaquetarios, incluyen varios trastornos con reducción en el número y contenido de los gránulos densos, gránulos alfa o ambos.
- Anómalias del ácido araquidónico, síntesis de tromboxano A2 y defectos del receptor de ADP.
- Defectos del citoesqueleto de las plaquetas, como ocurre en el síndrome de Wiskott-Aldrich, trastorno ligado al cromosoma X, que se caracteriza por defectos en las uniones de actina. Anomalía de May-Heggelin que se relaciona con defectos en las cadenas de miosina.

Las disfunciones plaquetarias adquiridas son mucho mas frecuentes que los trastornos hereditarios, están relacionados en la mayoría de los casos con fármacos como los antiinflamatorios no esteroideos, trastornos metabólicos como la uremia, enfermedad hepática o trastornos mieloproliferativos.
Las manifestaciones clínicas de las disfunciones plaquetarias hereditarias incluyen sangrado cutaneo-mucoso, menorragia, epístaxis y sangrado fácil tras traumatismo, cirugía y extracciones dentales. El sangrado muscular, articular, urinario o gastrointestinal no son localizaciones habituales de las disfunciones plaquetarias. Aunque las disfunciones plaquetarias mas graves se suelen diagnosticar durante la infancia, las formas menos graves pueden detectarse durante la adolescencia en niñas como menorragia. La historia familiar de sangrado es un dato de gran valor en la evaluación inicial de estos pacientes.
En las adolescentes que presentan síntomas de menorragia deben evaluarse la función, número y tamaño de las  plaquetas, los factores de la coagulación, incluido el factor de Von-Willebrand. En este sentido la existencia de recuentos plaquetarios previos ayuda a diferenciar las trombopenias adquiridas de las trombopenias congénitas. Los sujetos que hayan ingerido medicaciones que puedan alterar la agregación plaquetaria deben ser evaluados 10-14 días después de suspender la medicación. La agregometría plaquetaria en un plasma rico en plaquetas se considera el estándar de referencia en los estudios de función plaquetaria, se utiliza la adición de agonistas como la ristocetina, colágeno, ADP, ácido araquidónico, adrenalina. La liberación de ATP plaquetario es útil en el diagnóstico de trastornos de secreción y pool de almacenamiento. La citometría de flujo es el método habitual para el diagnóstico de tromboastenia de Glanzmann y síndrome de Bernard-Soulier.
El manejo de la menorragia en adolescentes con trombopenia o trastornos de función plaquetaria incluye la administración de estrógenos o estrógenos-progestágenos combinados. Cuando la cifra de plaquetas es inferior a 50.000 y existe sangrado activo esta indicada la transfusión de concentrado de paquetas. La transfusión de plaquetas puede ser necesaria en los casos de síndrome de Bernard-Soulier y tromboastenia de Glanzmann con sangrado activo. Sien embargo, debe tenerse en cuenta que múltiples exposiciones a transfusiones de plaquetas puede dar lugar a sensibilizaciones y refractoriedad. Como alternativa en los casos de sangrados graves debidos a síndrome de Bernard-Soulier y tromboastenia de Glanzmann, puede utilizarse el factor VIIa recombinante. La infusión intravenosa de desmopresina reduce el tiempo de sangrado y se ha mostrado útil en los trastornos de función plaquetaria con sangrado activo. Como alternativa en la menorragia debida a trastornos de función plaquetaria, la combinación de desmopresina nasal/oral con un antifibrinolítico como el ácido tranexámico ha demostrado utilidad.
Cuando la trombopenia se observa en el contexto de una púrpura trombopénica idiopática se debe acudir al protocolo de tratamiento específico de la PTI, que considera la administración de corticoides o Igs intravenosas en función del número de plaquetas.

Prof. Dr. José Uberos Fernández

Ácido valproico vs inhibidores de la deacetilasa en el tratamiento del linfoma inducido por virus

(Reseña publicada en la WEB de la SEPEAP el 9 de Agosto de 2005)

Las enfermedades linfoproliferativas causadas por los virus linfotrópico humano (HTLV) o el virus de la leucemia bovina (BLV) se caracterizan por un desequilibrio entre proliferación y muerte celular por acúmulo progresivo del provirus integrado en su genoma. Curiosamente la mayoría de los linfocitos infectados no expresan ninguna proteína viral y ello les permite sobrevivir en sangre periférica sin ser eliminados por el sistema mononuclearfagocítico sano. Se crea de esta forma un pool de células infectadas responsables del avance inexorable de la enfermedad al inhibirse por el virus los procesos de apoptosis celular.
Recientemente A. Achachi, A. Florins, N. Gillet, C. Debacq, P. Urbain, G. M. Foutsop, F. Vandermeers, A. Jasik, M. Reichert, P. Kerkhofs, L. Lagneaux, A. Burny, R. Kettmann, and L. Willems.Valproate activates bovine leukemia virus gene expression, triggers apoptosis, and induces leukemia/lymphoma regression in vivo. Proc. Natl. Acad. Sci. U.S.A, 2005, en conexión con el equipo del Dr R.C. Gallo en Baltimore han publicado este artículo donde plantean la hipótesis de que la activación de la cromatina mediante la inhibición de las deacetilasas llevaría a la expresión de proteínas virales en los linfocitos infectados y por consiguiente a su destrucción, deteniendo así la progresión del tumor.
La expresión de la cromatina en estado de quiescencia se puede conseguir interfiriendo en los procesos de acetilación de las histonas. Este proceso resulta de un equilibrio entre la actividad de dos familias de enzimas antagónicas, las histonas deacetilasas (HDACs) y las histonas acetiltransferasas, que eliminan o incorporan respectivamente grupos acetilos a las histonas del DNA. La eliminación de los grupos acetilo por la HDACs, restaura una carga positiva en los restos N-terminales de las histonas, con lo que se incrementa la afinidad de las histonas por el DNA originando una represión de la transcripción. En consecuencia el deterioro de la función de la HDAC o su inhibición con inhibidores de la misma (HDACi) origina tanto la expresión de genes tanto celilares como virales en las células infectadas. Entre la lista de los inhibidores de la deacetilasa con escasa toxicidad para humanos el valproato presenta una serie de ventajas entre las que figuran su larga experiencia de utilización en humanos en el contexto del tratamiento anticomicial.
En el artículo que comentamos, los autores demuestran como el valproato induce expresión de antígenos virales tanto in vitro como in vivo, además en el modelo animal el tratamiento con valproato induce una regresión del linfoma relacionado con BLV; su efecto antitumoral se relaciona directamente con la expresión de los antígenos virales. Estas estrategias de tratamiento abren un campo interesante de experimentación en una patología donde no existen alternativas terapéuticas eficaces. A este respecto, ya existen comunicaciones  como la de Michaelis y cols., sobre la efectividad del valproato junto con interferon alfa en terapia combinada para inhibir otros procesos tumorales como el neuroblastoma.

Prof. Dr. José Uberos Fernández
 

Síndrome hemofagocítico

(Reseña publicada en la WEB de la SEPEAP el 6 de Marzo de 2011)

El síndrome hemofagocítico fue originariamente descrito por Scott y Rob-Smith e 1939; se caracteriza por una función alterada de los linfocitos T citotóxicos y células NK, que conduce a la activación no controlada y proliferación de los macrófagos con hemofagocitosis en el seno del sistema retículoendotelial, originando pancitopenia, hepatoesplenomegalia y linfadenopatías. En 1952, Farquhar y Claireaux, describen la forma familiar con el nombre de reticulosis hemofagocítica familiar en hermanos con 9 semanas de vida que presentan fiebre y hepatoesplenomegalia, la autopsia de estos pacientes reveló la presencia de histiocitos en los tejidos conteniendo hematíes fagocitados.
La linfohistiocitosis hemofagocítica es un raro trastorno que resulta de la activación de linfocitos e histiocitos con liberación de mediadores proinflamatorios. Aunque se conocen dos formas, la forma familiar y adquirida, en ambas la infiltración de los órganos viscerales por linfocitos e histiocitos es la regla. La hemofagocitosis se refiere tanto a la fagocitosis de hematíes, leucocitos o plaquetas, como de sus precursores. La linfohistiocitosis hace referencia a la proliferación descontrolada de linfocitos T citotóxicos y células NK. La hemofagocitosis se ha observado tanto en médula ósea, como en hígado, bazo o ganglios linfáticos. En la mayoría de los casos la hemofagocitosis no se pone de manifiesto en el aspirado inicial de médula ósea, por ello la negatividad de esta prueba no descarta inicialmente el diagnóstico.

La linfohistiocitosis hemofagocítica adquirida o secundaria puede afectar a cualquer grupo de edad y puede ser desencadenada por infecciones bacterianas o virales, enfermedades reumáticas, tumores o productos endógenos. La linfohistiocitosis hemofagocítica o primaria se hereda con un patrón autosómico recesivo. Sin tratamiento es generalmente mortal, con sólo un 12% de supervivencia a los 6 meses. Tiene una incidencia estimada de 1 caso por cada 50000 nacimientos.
El sistema inmune agrupa los mecanismos de inmunidad innatos y adquiridos, la inmunidad innata es responsable de que se produzca una respuesta sin contacto previo con los agentes infecciosos, los fagocitos son la primera línea de defensa en la infección mediante la fagocitosis de microorganismos que portan secuencias de antígenos reconocibles, la activación de linfocitos T y B comprenden la inmunidad adquirida, ambos sistemas están íntimamente interrelacionados, de forma que tras la fagocitosis de agentes externos al organismo por los macrófagos, estos presentan antígenos para su reconocimiento por los linfocitos T. De forma que cuando el sistema inmune es activado por un agente infeccioso se activan linfocitos T, B y células NK con liberación de interleukinas. Los linfocitos T citotóxicos destruyen los microorganismos que portan el antígeno frente al que han sido activados a través de la liberación de gránulos citotóxicos. 
La patofisiología de la linfohistiocitosis hemofagocítica familiar implica un sistema inmune inefectivo secundario a la deficiencia de actividad citolítica. La incapacidad para destruir las células blanco, resulta en una expansión incontrolada de linfocitos T citotóxicos y células NK con hipersecreción de linfokinas inflamatorias. En 1999 se identificó una mutación del gen de la perforina en pacientes con linfohistiocitosis hemofagocítica. Como la perforina se requiere para formar los poros en la células blanco, la ausencia de perforina previene la apoptosis celular. Se estima que entre el 13-50% de las formas familiares se deben a esta causa. En 2003 se identifican mutaciones en el gen MUNC13-4 como causa de disfunciones en la fusión de los gránulos citolíticos. Se estima que el 17-30% de las formas familiares se deben a esta causa.
En N. G. Rouphael, N. J. Talati, C. Vaughan, K. Cunningham, R. Moreira, y C. Gould. Infections associated with haemophagocytic syndrome. Lancet Infect.Dis 7 (12):814-822, 2007; se revisan los conocimientos del síndrome en relación a un caso de síndrome hemofagocítico. 

Síndrome hemofagocítico genético.
El síndrome hemofagocítico primario puede subdividirse en dos grupos, dependiendo de si se asocia o no con alteraciones inmunológicas. Las formas familiares de síndrome hemofagocítico fueron descritas por vez primera en 1952 y son poco frecuentes, estimándose en un caso porcada 50.000 nacidos vivos. La forma familiar se manifiesta durante el primer año de vida en el 70-80% de los casos. Dentro de las formas genéticas se incluyen las siguientes entidades:
  • Linfohistiocitosis hemofagocítica familiar.
  • Síndromes de deficiencia inmune:
  • Síndrome de Chediak-Higashi.
  • Síndrome de Griscelli.
  • Síndrome linfoproliferativo ligado a X.
  • Síndrome de Wiskott-Aldrich.
  • Inmunodeficiencia combinada severa.
  • Síndrome de HermanskyPudlak.
  • Síndrome hemofagocítico reactivo o secundario.

La infección es un importante desencadenante del síndrome hemofagocítico. El síndrome hemofagocítico puede clinicamente asemejarse a una infección, a la vez que puede ocultar su coexistencia. La primera descripción de una infección vírica asociada a un síndrome hemofagocítico data de 1979. Entre las causas de síndrome hemofagocítico secundario se cuentan:
  • Asociada a virus: Herpesvirus, HIV, adenovirus, parvovirus, influenza y virus de hepatitis.
  • Asociada a parásitos, bacterias y hongos.
  • Síndrome hemofagocítico asociado a tumores.
  • Linfohistiocitosis asociada a linfoma. 
  • Asociada a enfermedades autoinmunes.

Los mecanismos fisiopatológicos implicados en las formas adquiridas son menos conocidos. El desencadenante de la respuesta inmunitaria se ha relacionado con infecciones por el virus de Epstein-Barr, citomegalovirus, leishmania y parvovirus B19. 
Las manifestaciones clínicas mas frecuentemente encontradas incluyen fiebre, citopenias, hepatoesplenomegalia, linfadenopatías, rash, ictericia, edema y ausencia de respuesta al tratamiento con antibióticos. Los hallazgos de laboratorio pueden incluir hipertrigliceridemia, hipofibrinogenemia, niveles elevados de ferritina. Todos los hallazgos clínicos y de laboratorio se producen como respuesta a la infiltración tisular por linfocitos T y células NK con hipersececión de linfokinas inflamatorias. La fiebre resulta de los altos niveles de interleukinas, la pancitopenia de los altos niveles de interferón-Ƴ, la hipertrigliceridemia de la disminución de la actividad de la lipoproteinlipasa, secundaria a los altos niveles de factor de necrosis tumoral alfa, la hipofibrinogenemia del consumo de fibrinógeno secundario a la activación de la plasmina por el factor activador de plasminógeno segregado por los macrófagos. El aumento de los niveles de ferritina ocurre com consecuencia del aumento de secreción de ferritina por los macrófagos activados. La hepatoesplenomegalia es secundaria a la infiltración por linfocitos T y células NK.
La presentación clínica en el prematuro puede ser inespecífica y difícil de diagnosticar. De los casos publicados los síntomas se han presentado entre los 24 días de vida y los 2 meses. Los síntomas mas frecuentemente observados han sido la fiebre, las citopenias y la hepatoesplenomegalia. Pueden consultarse mas detalles en el trabajo de C. W. Woods, W. T. Bradshaw, and A. G. Woods. Hemophagocytic lymphohistiocytosis in the premature neonate. Adv.Neonatal Care 9 (6):265-273, 2009.

El diagnóstico de linfohistiocitosis hemofagocítica requiere de un hallazgo moecular compatible en las formas familiares con linfohistiocitosis hemofagocítica en la biopsia o 5 de los siguientes criterios.

1. Fiebre.
2. Esplenomegalia.
3. Citopenia (en al menos 2 de las 3 líneas celulares)
    • Hemoglobina < 9 g/dl. 
    • Plaquetas < 100.000/mcl.
    • Neutrófilos < 1000(mcl.

4. Hipertrigliceridemia y/o hipofibrinogenemia.
5. Baja o ausente actividad de células NK.
6. Ferritina > 500 ng/ml.
7. CD25 soluble > 2500 U/ml.
8. Hemofagocitosis en médula ósea, bazo o ganglios linfáticos.
Las ascitis o el hydrops fetal no inmune se identifica en 6 de los 8 casos descritos, para explicar su presentación se han propuesto la hipoproteinemia y la anemia. Las manifestaciones neurológicas incluyen convulsiones, secundarias a la infiltración linfohistiocitaria, con aumento de las proteínas en LCR. 
Para su tratamiento se ha desarrollado el protocolo HLH-2004, que contempla la utilización de quimioterapia en una fase inicial de inducción de 8 semanas, seguida por una fase de mantenimiento hasta que pueda realizarse trasplante de médula ósea. Los quimioterápicos utilizados incluye etoposido con dexametasona y ciclosporina A. Pueden consultarse mas detalles sobre su diagnóstico y tratamiento en S. Buyse, L. Teixeira, L. Galicier, E. Mariotte, V. Lemiale, A. Seguin, P. Bertheau, E. Canet, Labarthe A. de, M. Darmon, M. Rybojad, B. Schlemmer, and E. Azoulay. Critical care management of patients with hemophagocytic lymphohistiocytosis. Intensive Care Med. 36 (10):1695-1702, 2010.

Prof. Dr. José Uberos Fernández

Enfermedad de Gaucher: viejos aspectos nuevos tratamientos

(Reseña publicada en la WEB de la SEPEAP el 8 de Noviembre de 2006)

La enfermedad de Gaucher fue descrita en 1965 por Brady y Patrick, su causa es una deficiencia en la enzima lisosómica glucocerebrosidasa, encargada de la hidrólisis de la glucosilceramida que se acumula al no ser degradada en los macrófagos, que toman en los tejidos del sistema reticuloendotelial el aspecto de las células características de la enfermedad: "células de Gaucher".

Esta enfermedad transmitida con una herencia autosómica recesiva origina acúmulo de glucosilceramida en macrófagos, originándose las células de Gaucher, que son la causa de las manifestaciones de la enfermedad: organomegalia, enfermedad pulmonar y ósea. El diagnóstico de la enfermedad se establece tras determinar la actividad de glucosilcerebrosidasa en leucocitos de sangre periférica, que en las formas del adulto de la enfermedad puede ser de un 20-30% de la normalidad, pero en las formas infantiles con afectación neurológica la actividad del enzima puede ser mucho menor. El fenotipo típico de la enfermedad incluye hepatomegalia (90%), esplenomegalia (96%), dolor óseo (29%), evidencias radiológicas de la enfermedad (deformidad de erlenmeyer), osteoporosis o fracturas vertebrales en el 80%.
El gen que codifica la glucosilceramidasa se localiza en el cromosoma 1, la mayoría de las mutaciones descritas en este gen son mutaciones de un sólo aminoácido, cuatro mutaciones explican el 90% de los casos de la enfermedad: N370S,84GG, L444P y IVS2+I. P. Mistry and D. P. Germain. Phenotype variations in Gaucher disease. Rev.Med.Interne 27 Suppl 1:S3-10, 2006; encuentran una alta correlación, aunque compleja, entre genotipo y fenotipo de la enfermedad. En los pacientes con el genotipo N370S, los cánceres son una causa importante de la mortalidad y morbilidad.
Como recoge en su artículo P. Mistry and D. P. Germain. Therapeutic goals in Gaucher disease. Rev.Med.Interne 27 Suppl 1:S30-S38, 2006; el primer punto en los esfuerzos por tratar esta enfermedad van dirigidos a hidrolizar y remover los depósitos de glucosilceramida. Históricamente el primer tratamiento de la enfermedad consitió en realizar esplenectomia con la finalidad de tratar las molestias abdominales que la gran esplenomegalia originaba y la pancitopenia asociada a la enfermedad. El tratamiento IV con glucocerebrosidasa recombinante, mediante la inyección de 150 ng, encuentra mejoría en el recuento de células de Gaucher en la médula ósea y mejoría de la pancitopenia, mas acusada en los pacientes esplenectomizados con anterioridad. 

Prof. Dr. José Uberos Fernández

Síndrome mielodisplásico como causa de fiebre de origen desconocido

(Reseña publicada en la WEB de la SEPEAP el 4 de Noviembre de 2006)

 La fiebre de origen desconocido fue descrita inicialmente por Petersdorf y Beeson en 1961, como todo proceso febril de mas de tres meses de duración, de causa no conocida y que permanece desconocida tras 1 semana de estudio intensivo en el hospital. Para otros autores como M. Cruz se incluirían en este concepto todos aquellos procesos febriles de mas de 10 días sin diagnóstico etiológico cierto. En la década de los 60 la causa mas frecuente de fiebre de origen desconocido eran las enfermedades infecciosas seguidas de las neoplásicas; siendo las colagenosis una causa poco frecuente en aquella década de fiebre de origen desconocido.
En el momento actual las causas neoplásicas son responsables de la mayoría de los casos de fiebre de origen desconocido, siendo las colagenosis una categoría importante de este diagnóstico. El desarrollo de técnicas de diagnóstico serológico frente a gran variedad de virus y bacterias ha convertido la causa infecciosa en menos frecuente en la actualidad como responsable de fiebre de origen desconocido.
El test del naproxeno se diseñó inicialmente para diferenciar las fiebres de causa infecciosa de las tumorales. La administración de 375 mg de naproxeno dos veces al día durante 3 días con disminución drástica de la temperatura durante el transcurso del test sugiere una causa tumoral. En estos pacientes con test de naproxeno positivo deberían realizarse exploraciones encaminadas a localizar el origen del probable proceso tumoral.

B. A. Cunha, N. Hamid, V. Krol, and L. Eisenstein. Fever of unknown origin due to preleukemia/myelodysplastic syndrome: the diagnostic importance of monocytosis with elevated serum ferritin levels. Heart Lung 35 (4):277-282, 2006; presentan un caso de fiebre de origen desconocido con un test de naproxeno positivo y monocitosis sanguínea sin otros hallazgos iniciales en la biopsia de médula ósea; en estos pacientes la preleucemia o síndromes mielodisplásicos puede ser un diagnóstico altamente probable. La siguiente Tabla muestra los diagnósticos diferenciales a tener en cuenta en un paciente con monocitosis.
La gammapatia policlonal en la electroforesis de proteínas del suero puede sugerir causa reumática o tumoral. La existencia de una causa infecciosa y en especial la endocarditis puede ser descartada por la repetida negatividad de los hemoculticos y la ausencia de manifestaciones periféricas o cardiológicas de endocarditis. La TAC de tórax y abdomen pueden ser de utilidad para descartar la presencia de abscesos o confirmar otras causas de tipo tumoral.
Prof. Dr. José Uberos Fernández

Influencia del perfil férrico gestacional en la ferropenia del lactante

(Reseña publicada en la WEB de la SEPEAP el 11 de Noviembre de 2008)

El hierro es un micronutriente esencial que tiene un papel fundamental en el funcionalismo celular de todas las especies animales. El hierro es esencial para el crecimiento inicial del cerebro y el mantenimiento de su función. Esta afirmación ha llevado a algunos autores a plantear la necesidad de conocer las concentraciones de ferritina en cordón umbilical y elaborar tablas de normalidad. En opinión de A. M. Siddappa, R. Rao, J. D. Long, J. A. Widness, and M. K. Georgieff. The assessment of newborn iron stores at birth: a review of the literature and standards for ferritin concentrations. Neonatology. 92 (2):73-82, 2007; concentraciones de ferritina en cordón umbilical por debajo del percentil 25 (<76mcg/l) se relacionan con trastornos del desarrollo psicomotor en edad escolar; el recién nacido de madre diabética con concentraciones de ferritina inferiores a 35 mcg/l tienen frecuentemente trastornos en el reconocimiento de sonidos y en los recién nacidos prematuros con valores de ferritina inferiores a 76 mcg/l a las 36 semanas de edad postgestacional presentan trastornos en el neurodesarrollo mas profundos que los prematuros con valores de ferritina mas altos. Las concentraciones de ferritina se han relacionado con el hierro de depósito, de forma que en adultos 1 mcg/l de ferritina sérica equivale a 8-10 mg de hierro de almacenamiento.
La deficiencia de hierro es el trastorno nutricional mas prevalente en el mundo, en ausencia de anemia se ha relacionado en adultos con fatiga y disminución de la capacidad de concentración, en niños se ha relacionado con trastornos en el neurodesarrollo. La prevalencia por debajo de los 2 años de edad es del 7-9%, de 3 a 5 años del 3-5% y de 6 a 11 años del 2-4%. En mujeres su prevalencia puede llegar a ser del 10-12%, siendo en varones adultos mas baja (1-2%). S. Killip, J. M. Bennett, y M. D. Chambers.Iron deficiency anemia. Am.Fam.Physician 75 (5):671-678, 2007; revisan algunos aspectos generales de la deficiencia de hierro. Además de los tradicionales índices como la ferritina, el hierro sérico, la capacidad de fijación de hierro, el recuento de reticulocitos y el volumen corpuscular medio que se utilizan para conocer el estado del balance de hierro en el organismo, en los últimos tiempos se esta utilizando el receptor sérico soluble de la transferrina como estimador del balance férrico. El receptor sérico soluble de la transferrina se interfiere poco con los reactantes de fase aguda. Un nivel elevado de receptor soluble de transferrina en suero indica deficiencia de hierro, siendo a la vez proporcional a la eritropoiesis. La inmadurez de los reticulocitos medida mediante análisis citométrico, se ha propuesto como un índice para valorar la eritropoiesis. El índice de inmadurez eritrocitaria se ve alterado en las situaciones de deficiencia de hierro y se relacionan con la capacidad total de fijación de hierro. Los recién nacidos prematuros constituyen una población susceptible de sufrir deficiencia de hierro. Se considera que el 10% de todos los partos son prematuros y la mayoría nacen entre la 32 y la 36 semanas de edad gestacional. Es precisamente durante las últimas semanas de gestación cuando tiene lugar la transferencia activa de varios nutrientes de la madre al feto, entre ellos el hierro. V. Schiza, V. Giapros, K. Pantou, P. Theocharis, A. Challa, and S. Andronikou. Serum transferrin receptor, ferritin, and reticulocyte maturity indices during the first year of life in 'large' preterm infants. Eur.J.Haematol. 79 (5):439-446, 2007; realizan un estudio prospectivo en prematuros a los que se les realiza un seguimiento del balance sérico durante el primer año de vida. En este estudio los criterios de anemia por deficiencia de hierro fueron una hemoglobina inferior a 10.5 g/dl y ferritina inferior a 12 mcg/l. Se consideró que los depósitos de hierro estaban disminuidos en ausencia de anemia cuando la ferritina fue inferior a 12 mcg/l con un VCM inferior a 70 fL, o bien cuando el hierro sérico fue inferior a 50 mcg/dl en niños con ferritina inferior a 12 mcg/l. LOs autores observan una disminución de los valores de hemoglobina a las 6 semanas de vida con valores de hasta 9 (±1) g/dl. En diversos estudios se considera el valor de ferritina inferior a 12 mcg/l como punto de corte para recomendar el tratamiento con hierro suplementario oral. Los valores del receptor sérico soluble de transferrina se relacionan con la actividad eritropoyética y guardan estrecha relación con el aumento de los porcentajes de reticulocitos; en este estudio se observa que para valores de ferritina por debajo de 12 mcg/l y anemia los valores de receptor soluble de transferrina fueron 2.28 mg/l, comparados con valores de 1.93 mg/l en los niños con balance normal de hierro.
Los requerimientos de hierro durante la gestación se incrementan progresivamente, al final de la gestación son de aproximadamente 1 mg al día. Durante el tercer trimestre de gestación el feto acumula hierro a razón de 1.3 mg/Kg de tejido fetal. La placenta tiene un papel regulador fundamental en el proceso de intercambio de hierro, de forma que puede también funcionar como órgano de almacenamiento de hierro durante el tercer trimestre de gestación. Los factores que determinan la concentración de ferritina del recién nacido incluyen la edad gestacional, el sexo y el balance de hierro de la gestante. En relación al balance de hierro de la gestante, diversos estudios parecen indicar que la concentración de ferritina del feto durante el tercer trimestre de gestación es independiente de la concentración de ferritina de la gestante, el transporte de hierro se realiza contra un gradiente de concentración desde la madre al feto, todo ello en respuesta a los grandes requerimientos de hierro del feto durante esta fase de crecimiento. A pesar de ello, no son pocos los autores que continúan defendiendo que la existencia de deficiencia materna de hierro, unida a función placentaria alterada y aumento de las demandas fetales de hierro que ocurre durante el tercer trimestre son factores de riesgo para la deficiencia de hierro fetal y neonatal.
Los recién nacidos con crecimiento intrauterino retardado tienen un riesgo añadido de deficiencia de hierro debido a que la disfunción placentaria altera tanto el transporte transplacentario de oxígeno con hipoxia crónica como de hierro y otros nutrientes. La hipoxia fetal crónica aumenta los requerimientos fetales de hierro debido a una eritropoyesis aumentada, este es un rasgo común en las gestaciones complicadas con diabetes mellitus y en gestantes fumadoras.
Nuestro grupo de trabajo realizó un estudio donde se investigaba la relación de los valores de ferritina en gestantes y la presencia de crecimiento intrauterino retardado. En J. Uberos, A Molina, and A. Muñoz. Blood ferritin levels in pregnant women as an estimator of low birtweight? Prenat.Neonat.Med. 5 (3), 2000; observamos que de las 226 gestantes incluidas en el estudio, 19 gestantes (8,4%) tuvieron un hijo con crecimiento intrauterino retardado y 201 (88,1%) tuvieron un recién nacido de peso normal para su edad gestacional. Se registraron 4 casos perdidos (2.7%) durante el periodo de seguimiento y 2 recién nacidos se excluyeron al presentar malformaciones consistentes en hidronefrosis congénita y labio leporino respectivamente.
Observamos anemia (Hb<11 g/dl) en el 29.9% de las gestantes sin crecimiento intrauterino retardado (IUGR) y en el 5.6%  de las  que presentaron IUGR (c2: 4.86; p=0.02); existiendo un porcentaje mayor de gestantes tratadas con sulfato ferroso en el grupo sin IUGR, donde a pesar de este hecho los niveles de ferritina fueron menores que los observados en las gestantes con IUGR. Las gestantes con IUGR muestran unos valores medios de ferritina 3,73 mcg/l mayores que los observados en gestantes sin IUGR (CI 95%: 0,4 a 7,06 mcg/l). Sin embargo, otros factores que clásicamente repercuten sobre el desarrollo de IUGR como la edad materna, paridad o consumo de tabaco no difieren entre gestantes con y sin IUGR en nuestra muestra. Los valores de ferritina sanguíneos no difieren significativamente entre las gestantes fumadoras y no fumadoras, observamos una diferencia de medias de -1.79 (CI 95%: -4.19 a 0.60). El consumo de tabaco se comporta en nuestra muestra como una variable confusora, ya que en el análisis de regresión entre ferritina sanguínea (variable dependiente) y existencia o no de IUGR, ajustando por consumo de tabaco observamos una disminución del error estándar y un estrechamiento del intervalo de confianza del coeficiente b (b:3.95; EE:1.68); es decir en las gestantes con IUGR la ferritina es de media 3.95 mcg/l más elevada que en las gestantes sin IUGR (CI 95%: 0.63 a 7.29mcg/l). Recalculamos la potencia (1-b) de nuestro estudio y obtenemos un 65,2% de probabilidades de detectar estas diferencias para un error a del 95%. Observamos una correlación estadísticamente significativa entre peso del recién nacido/hematocrito materno (r=-0,22; p<0,001) y entre peso del recién nacido/ferritina materna (r=-0,17; p<0,01). Si efectuamos un análisis de regresión entre peso del recién nacido (variable dependiente) y ferritina sanguínea obtenemos un modelo según el cual la ferritina podría explicar el 3,3 % de la variabilidad del peso del recién nacido (r2: 0,033); b: -14, de forma que por cada mcg/l de incremento de la ferritina sanguínea el peso del recién nacido es de media 14 g. menor (CI 95%: -4,2 a -23,9 g), según se muestra en la figura 1. Hemos efectuado un análisis de regresión entre el hematocrito materno y la ferritina sérica, obteniendo un análisis de varianza para la regresión con un valor F: 3,69 (p=0.056), lo que puede indicar que las modificaciones observadas para la ferritina no son explicables sólo por las modificaciones descritas en el valor hematocrito durante la gestación o que el ritmo de extracción de hierro de la sangre materna por la unidad fetoplacentaria es lo suficientemente acelerado como para no traducirse en modificaciones inmediatas de los valores de hematocrito o hemoglobina maternos.
Uno de los problemas fundamentales de nuestro estudio radica en que aunque todas  las gestantes incluidas estaban próximas a la 31 semana de edad gestacional (CI 95%: 31.3 a 31.6), el momento del parto no es predecible y cada gestante permaneció  tiempos diferentes en el estudio, con laconsiguiente repercusión de este hecho sobre el peso al nacimiento. Por ello, como último paso en nuestro análisis se realiza un estudio de supervivencia para el evento bajo peso al nacer, los resultados de dicho análisis se muestran en las Figuras 1 y 2. Consideramos dos grupos de gestantes según que tengan un valor de ferritina en sangre mayor o igual a 13 mcg/l (límite superior en el CI 95% para los valores de ferritina en gestantes sin IUGR). La supervivencia acumulada de las gestantes con ferritina mayor de 13mcg/l es menor que la observada en gestantes con ferritina menor de este nivel. Estratificando por el consumo de tabaco observamos en las gestantes no fumadoras diferencias significativas entre las curvas de supervivencia en gestantes con niveles de ferritina sanguínea mayores o menores de 13 mcg/l (c2:7.22; p=0.007); sin embargo en las gestantes fumadoras ambas curvas de supervivencia se superponen (c2:0.30; p=0.58); este es un hecho más que apoya la observación de que el consumo de tabaco es una variable modificadora de efecto en la asociación objeto de nuestro estudio (ferritina sanguínea de la gestante versus peso al nacimiento).  Si evaluamos la función de riesgo (hazard rate) mostrada en las tablas 2 y 3, que representa en nuestro ensayo la probabilidad condicionada por día de cada gestante de tener un recién nacido con bajo peso observamos como a partir de aproximadamente 28 días de ser incluidas en nuestro estudio, las gestantes tienen una función de riesgo mayor cuando la concentración de ferritina sanguínea es más alta.  Así por ejemplo, la razón de riesgos (Hazard ratio) de las gestantes a las 38 semanas de edad gestacional y ferritina mayor de 13 mcg/l es de 4.5 (HR = 0.0108/0.0024 = 4.5), es decir, las gestantes con ferritina sanguínea mayor de 13 mcg/l y parto en la semana 38 tienen un riesgo de recién nacido de bajo peso 4.5 veces mayor que las gestantes con ferritina sanguínea inferior a los nivel considerados y parto en la semana 38 de gestación.
Durante la gestación se incrementan las demandas de hierro de 0.8 a 7.5 mg/día, razón por la que se recomienda la suplementación con  hierro a todas las mujeres a partir de la semana 20 de gestación según se recoge en el trabajo de N. Milman, T. Bergholt, L. Eriksen, K. Ahring, and N. A. Graudal. [Iron requirements and iron balance during pregnancy. Is iron supplementation needed for pregnant women?] Jernbehov og jernbalance under svangerskabet. Er det nodvendigt med jerntilskud til gravide?Ugeskr.Laeger 159 (41):6057-6062, 1997. De acuerdo con estas recomendaciones, todas las mujeres incluidas en nuestro estudio recibieron 40 mg/día de hierro si la hemoglobina era inferior a 11 mg/dl. Las consecuencias para el recién nacido de una suplementación de hierro durante la gestación se resumen en una menor incidencia de anemia durante los primeros meses de vida y puntuaciones de Apgar más altas (2). La ferritina puede disminuir como resultado de la hemodilución que ocurre durante la gestación; a pesar de ello, las concentraciones medias de ferritina que se sitúan por debajo de 15 mcg/l son  indicativasen opinión de algunos autores, de ferropenia en cualquier periodo de la gestación. Llama la atención que la mayoría de las gestantes sin IUGR de nuestra muestra se incluyen en el rango ferropénico y las gestantes con IUGR presentan valores medios de ferritina superiores a los 15 mcg/lSegún se desprende de nuestros resultados, las gestantes con IUGR presentan hemoglobina, recuento de hematíes y ferritina superiores a los valores observados en las gestantes sin IUGR, debemos por tanto suponer que el paso de hierro de la madre hacia el feto es mayor en los fetos con crecimiento intrauterino retrasado, similares hallazgos han sido referidos por Gaspar y cols(1993). Por otro lado, otros interesantes estudios encuentran una relación inversa entre ferritina sérica y volumen placentario medido por ecografía en la semana 18 de gestación (Howe DT y cols, 1995), sin que modifique esta relación otras variables como paridad, edad de la gestante o consumo de tabaco; según estos hallazgos las concentraciones de ferritina sérica mas altas se relacionarían con placentas mas pequeñas (Rosen AC y cols. 1996). Todos estos hechos parecen indicar que las concentraciones de ferritina en sangre se modifican en función de la extracción de hierro materno por la unidad feto-placentaria, de forma que los niveles de ferritina mas elevados en sangre de gestantes con IUGR se deben a un defecto de la extracción de este elemento por la placenta. Dado que la alteración en la extracción de hierro por parte de la placenta antecede al desarrollo de un IUGRecográficamente constatado, pensamos que la monitorización de los niveles de ferritina sanguínea materna puede ser un estimador válido para sospechar el desarrollo de IUGR. En relación al consumo de tabaco pensamos que la ausencia de asociación con IUGR puede deberse al pequeño número de mujeres gestantes fumadoras de nuestra muestra, lo que dificulta evaluar esta variable con una potencia estadística adecuada. La fosfatasa alcalina inespecífica aumenta durante la gestación hasta valores aproximadamente del doble de los observados en mujeres fuera del periodo gestacional, gran parte de este incremento se justifica por el aumento de las isoenzimas placentarias de fosfatasa alcalina aunque en las semanas 31-32 cobran gran importancia las isoenzimas óseas (Okesina D y cols. 1995). Meyer et al. (Meyer RE y cols. 1995) encuentran que los niveles de fosfatasa alcalina elevados 2 veces sobre los niveles medios en gestantes se asocian a un riesgo de parto prematuro de 2.1 a 3.9 veces mayor. Según nuestros datos, el incremento de fosfatasa alcalina en gestantes con IUGR también se relaciona con un defecto en la extracción de hierro del plasma materno por parte de la unidad feto-placentaria, lo que se traduciría en niveles de ferritina mayores a los observados en  gestantes con fetos de mayor tamaño. De cualquier forma, e independientemente del valor de la ferritina como indicador del nivel de hierro de depósito,  no debemos olvidar el papel de la ferritina como reactante de fase aguda y su incremento en situaciones que comportan un riesgo añadido de crecimiento intrauterino retardado.
En niños por encima del periodo neonatal, la ferropenia ocurre cuando las pérdidas de hierro en el organismo no se ven compensadas con su absorción. El hierro del organismo se pierde con los sangrados o con la descamación celular de los epitelios. En condiciones normales estas pérdidas son insignificantes (inferiores a 1 mg de hierro al día) y se ven compensadas con la absorción de hierro a nivel gastrointestinal. La absorción de hierro tiene lugar en el yeyuno y supone el 10% del total de hierro ingerido, que se puede encontrar de dos formas: el hiero heme disponible en las carnes y el hierro no heme disponible en las verduras. La biodisponibilidad del hierro heme es poco afectada por factores dietéticos; el hierro no heme requiere de su digestión ácida en el estómago y su absorción varia dependiendo de otros factores dietéticos como la disponibilidad de ascorbato en la dieta o la presencia de inhibidores como el calcio o fibra.
Los criterios para la definición de anemia por deficiencia de hierro defendidos tanto por la OMS como por la Asociación Europea de Pediatría consisten en la combinación de una ferritina inferior a 12 mcg/l y hemoglobina inferior a 11 g/dl en niños con edad comprendida entre 6 meses y 5 años. En el estudio de N. Vendt, T. Talvik, P. Kool, S. Leedo, K. Tomberg, V. Tillmann, and H. Grunberg. Reference and cut-off values for serum ferritin, mean cell volume, and hemoglobin to diagnose iron deficiency in infants aged 9 to 12 months. Medicina (Kaunas.) 43 (9):698-702, 2007; estiman sobre una población de 175 niños con edades comprendidas entre 9 y 12 meses el valor del percentil 5 para el VCM en 67fL, para la ferritina en 4.2 mcg/l y el valor de hemoglobina en 10.1 g/dl.
Algunas guías de práctica clínica recogen la conveniencia de realizar profilaxis con hierro en todos los niños de 6 a 12 meses de edad. Además, diversas observaciones encuentran una disminución significativo de recién nacidos de bajo peso en gestantes que han recibido suplementación con hierro durante el embarazo. Las recomendaciones de ingesta diaria de hierro son de 8 mg para adultos sanos, 18 mg para mujeres durante la menstruación, 16 mg para adultos vegetarianos, debido a la menor absorción de hierro no heme.
La anemia por deficiencia de hierro clásicamente cursa como una anemia micrócítica, el diagnóstico diferencial de las anemias microcíticas incluyen la talasemia, las anemias sideroblásticas, intoxicación por plomo y las anemias de algunas enfermedades crónicas.
La manifestación clínica mas frecuente de la deficiencia de hierro es la fatiga. El cociente de probabilidad de la palidez como predictor de anemia es de 4.5, lo que la convierte en uno de los indicadores clínicos as fiables de sospecha de anemia. Otros síntomas clásicos como la coiloniquia, glositis o disfagia, no son frecuentes en países desarrollados.
Los pacientes con una ferritina sérica inferior a 25 mcg/ml tienen alta probabilidad de desarrollar anemia. En estadios mas avanzados la microcitosis y la hipocromia son manifestaciones habituales.

Al iniciar tratamiento con hierro oral, se origina un incremento de la hemoglobina de 1 g/dl cada 3-4 semanas, el tratamiento con hierro debe mantenerse al menos 4 semanas, después de que los niveles de hemoglobina se han corregido; se requiere habitualmente una dosis de 2-4 mg/Kg/día de sulfato ferroso. La absorción gastrointestinal de hierro se aumenta en presencia de acidez gástrica, los medicamentos antiácidos, así como los alimentos ricos en fitatos o tanatos, como los cereales disminuyen la absorción gastrointestinal de hierro.

Prof. Dr. José Uberos Fernández